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Por: Hna. Milagros Girón Pizarro ACI - Directora

Las hermanas religiosas se esforzaban por brindar una esmerada formación en la fe y una preparación sólida para la vida. Las niñas participaban en la Catequesis, recibían los sacramentos, asistían a la eucaristía dominical y las jóvenes hacían los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Se impartía una educación evangelizadora de calidad y se ofrecía una buena formación en valores que se ha ido contagiando a través del tiempo con un estilo educativo propio que nace de nuestro Carisma Eucarístico-Reparador con sus rasgos característicos: reparar educando y educar reparando, educación evangelizadora, la eucaristía en el centro, educación con corazón, con espíritu ignaciano, con los más pobres, con aire de familia, en una misión compartida, con valores, al ritmo de un mundo en cambio, con un proyecto pastoral, con Rafaela y Pilar como modelos de referencia.

Los años fueron pasando… y Dios nos regala 100 años “cultivando la Pedagogía del Corazón”, sembrando valores y transformando vidas. Damos gracias por quienes, en el transcurso del tiempo, han conformado la comunidad educativa: hermanas religiosas ESCJ, educadores, padres de familia, exalumnas(os) y estudiantes que han ido dejando huella de la mano de Santa Rafaela María con amor y humildad haciendo posible un mundo “más fraterno, más solidario y más humano”.

Son muchos los rostros que atesora nuestro corazón y que hoy recordamos con agradecimiento por tanto bien recibido de las manos de Dios. Contemplando nuestra historia y construyendo el presente continuamos el camino, nuestra misión, dándonos la mano entre hermanas religiosas y laicos, unidos por un Carisma, de la mano de nuestras fundadoras: Santa Rafaela María y Madre Pilar y de Jesús.

Deseamos vivir este Centenario con entusiasmo y en comunión participando en las distintas actividades que fortalecerán nuestros lazos de fraternidad. Sigamos adelante en el camino, nos tenemos unos a otros, vamos juntos, vamos con Dios.

Educar es una pasión que nos mueve el corazón. Acompañar a los alumnos en su crecimiento y madurez. Apoyar a los padres ante el desafío de educar a sus hijos, en una realidad que cambia tan rápidamente y para un futuro que no sabemos exactamente cómo será, compartir con los otros educadores del Centro el reto de ser educadores competentes, de excelencia no sólo por las capacidades que desarrollamos en los alumnos, sino sobre todo por los valores que les transmitimos, por las virtudes que queremos contagiar con nuestras vidas, es una misión verdaderamente apasionante. ¿No lo creen así?" (M. Rosario Fernández-Villarán, Superiora General)”
Hna. Milagros Girón Pizarro ACI
Directora