IDENTIDAD INSTITUCIONAL
Identidad Institucional
¡LA VIDA NO SIGUIÓ IGUAL! : ¡Qué va! Imposible. Cuando el Amor irrumpe sin pedir permiso, sin pedir parecer a nadie,... entra en uno como un tornado, como un terremoto implacable. Una verdadera eclosión espiritual…¿qué hacer? Bajar la cabeza humildemente y balbucir: Me pongo en tus manos, Señor Amor. ¡Hágase tu Voluntad! Desde el abismo de nuestra nada, los atrapados por el Amor exclamamos: “¡Todo lo puedo en Aquel que me conforta!”
ELLA: ¡Hay tantas ellas en el mundo! pero ésta, la nuestra, se llama Rafaela María Porras y Ayllón, mujer fuera de serie. Desde muy joven recibió la visita impactante del Amor, fuerza arrolladora que hace ¡¡craasshh...!!! sobre todos los proyectos e ilusiones de nuestra vida... “Tus caminos no son mis caminos”... “irás donde Yo te lleve y harás lo que Yo te diga”. Así es el Amor: impone y persuade al mismo tiempo.
En Pedro Abad, pequeña villa andaluza, inundada de sol y perfume de geranios, a media tarde del 1ero de marzo de 1850, nace Rafaela María, décima hija del hacendado y alcalde D. Ildefonso Porras y de Doña. Rafaela Ayllón. Viene al mundo dentro de una numerosa comunidad familiar, sólidamente constituida. Junto con sus hermanos, entre ellos Dolores más tarde Madre Pilar, quien era mayor por cuatro años, recibió esmerada educación y formación cristiana. De carácter alegre y vivaz ocurrente y bienhumorada. Clara y despejada inteligencia. Afectuosa y caritativa con todos.
Rafaela María y Dolores, abrazaron la vida religiosa en su juventud y fundaron el Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en el año 1877; presente en América, Buenos Aires, en el año 1911 y en Arequipa- Perú en 1921. Ambas trabajaron con todas sus fuerzas, con la impronta del Carisma Eucarístico Reparador don del Espíritu Santo, en hacer porque todos conozcan y amen a Jesús presente en la eucaristía, en la adoración y mediante la educación evangelizadora.
El gran legado de Santa Rafaela María y su hermana, Madre Pilar, es el amor a Jesucristo y su Iglesia, la reparación, la humildad, la reconciliación y la comunión.
Pablo VI proclamó Santa a Rafaela María del Sagrado Corazón, después de una vida virtuosa y heroica, el 23 de enero de 1977.